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Productor EL ROSAL (Ecuador)

El Rosal es una pequeña comunidad campesina situada en el cantón de Cotacachi, en el norte de Ecuador. Sus habitantes viven del trabajo de la tierra, pero se trata de una agricultura de subsistencia, que no ha dejado nunca márgenes monetarios muy importantes a la comunidad. Ante la escasez de recursos económicos y materiales de las comunidades humanas, la abundancia de recursos naturales de la zona constituye un contraste importante. El Rosal está a los pies de la reserva natural de Cotacachi Cayapas, uno de los lugares con más biodiversidad y diferentes ecosistemas del país. 

El Rosal es una pequeña comunidad campesina situada en el cantón de Cotacachi, en el norte de Ecuador. Sus habitantes viven del trabajo de la tierra, pero se trata de una agricultura de subsistencia, que no ha dejado nunca márgenes monetarios muy importantes a la comunidad. Ante la escasez de recursos económicos y materiales de las comunidades humanas, la abundancia de recursos naturales de la zona constituye un contraste importante. El Rosal está a los pies de la reserva natural de Cotacachi Cayapas, uno de los lugares con más biodiversidad y diferentes ecosistemas del país. 


Sin embargo, el subsuelo de la región también es rico: hace unos años se descubrió una veta de cobre de las más importantes del continente y, desde entonces, diferentes compañías mineras transnacionales intentan explotarla. La introducción de la minería industrial en un lugar con estas características naturales y sociales puede originar -y está empezando a hacerlo- consecuencias muy graves e irreparables, tanto por el medio ambiente como para las comunidades humanas. La contaminación de ríos y acuíferos con productos químicos altamente tóxicos y la deforestación salvaje que requiere una explotación de cobre a gran escala pueden fácilmente acabar con los ecosistemas locales y su extraordinaria biodiversidad. Desde el punto de vista social, las consecuencias pueden ser igualmente catastróficas: desplazamientos de comunidades enteras, introducción de usos y elementos culturales ajenos, desestabilización. Las promesas de ganancias fáciles para los trabajadores locales y de mejoras en las condiciones de vida de las comunidades se han revelado siempre, en casos cómo estos, un pacto con el diablo: la destrucción del territorio y de la cohesión social no constituyen ningún progreso. Ante esta situación, muchas organizaciones locales (indígenas, ecologistas, representantes de comunidades…) han empezado un movimiento de resistencia, pacífico y solidario, que está intentando parar los pies a las poderosas industrias mineras. En este proceso, la búsqueda de alternativas económicas a las propuestas de las multinacionales mineras tiene su peso y protagonismo. 


Es así que nace la cooperativa de El Rosal en 1998. Un pequeño grupo de 6 mujeres - Carmen, Germania, Gladis, Leonila, Silvia y Evelyn - muy decididas y con una buena idea: aprovechar los conocimientos tradicionales y un recurso natural (la aloe vera) que está abundantemente disponible en la zona. Gracias a su esfuerzo y a su creatividad, junto con el apoyo de proyectos de cooperación y la integración en una organización de productores locales (la Corporación Talleres del Gran Valle), el taller de productos cosméticos a base de aloe vera es hoy una realidad. Su existencia tiene más de un significado.

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