Irani Sen creó hace 26 años la organización de comercio justo Craft Resource Centre (CRC), una pequeña empresa india que elabora complementos y agrupa a unas 1.000 personas organizadas en 63 grupos productores.

Su experiencia personal como mujer india le llevó a pasar a la acción y a rebelarse con la situación que se vivía en su país porque, como dice, “he visto frecuentemente que las mujeres en muchos países, como ocurre en el mío, si no son independientes económicamente, no pueden tener opinión y no pueden expresarse libremente ni ser independientes”.

Por eso Irani, que hoy tiene más de 60 años, creó CRC, una pequeña empresa de comercio justo, que cuenta sólo con 18 trabajadores y trabajadoras, pero cuyas decisiones afectan a más de 1.000 personas que trabajan organizadas en 63 grupos productores y elaboran bolsos, pañuelos, joyas, artículos de papelería. 

“Mi trabajo -explica Irani- consiste en apoyar a pequeños grupos de personas organizadas y darles la oportunidad de obtener su propio dinero. Siempre lo hemos hecho con artesanía porque para hacer piezas de artesanía  no se  necesita una gran inversión, no es una industria  y no se  necesita emplear un gran número de personas, sólo empezar a trabajar.“
Y, si esta es la metodología de acción de CRC, los objetivos, como señala Irani, son muy claros, “creemos que hay tres necesidades básicas en el ser humano, tanto en España como en India, como en todos los países, y en este orden: ingresos, salud y educación. Por eso  pensamos que lo primero es darles a las personas unos ingresos estables y así es más fácil motivarlos a preocupare por su salud, por la de sus hijos, por una planificación familiar y por su educación”.

Dos años después de su creación CRC inició su colaboración con Oxfam GB y posteriormente empezó a hacerlo con Oxfam Intermón. “Comenzamos con pequeños bolsitos de piel, pañuelos y también joyas y bisutería”, señala Irani. Pero, como ella misma nos explica, hay que adaptarse a los tiempos y evolucionar ya que “los gustos han cambiado y además han aparecido nuevos intereses entre los consumidores como la preocupación por el medio ambiente, la ecología etc. Así que tenemos que trabajar mucho en saber qué es lo que quieren los consumidores: los diseños, los colores etc. La demanda cambia constantemente y es muy difícil para nosotros decidir que hacemos y para vosotros vender los productos”.

Pero aunque los productos y los diseños cambien, hay algo que se mantiene inmutable en CRC y es la garantía de que todos están elaborados siguiendo las condiciones requeridas para que puedan considerarse productos de comercio justo. “Por nuestra parte hay una relación constante con los productores para asegurarnos de que se cumplen todas las condiciones requeridas y nos aseguramos de que pasen por auditorias de organizaciones europeas y obtengan el sello de  Fair Trade”, afirma Irani.